DE BRUCES CON LA REALIDAD

Durante la pasada semana tuvo lugar en redes sociales una discusión, vamos a ser corteses y etiquetarlo como cambio de impresiones, en torno a un vídeo sobre el uso o empleo de armas blancas. Alguien realizó una serie de valoraciones sobre el mismo. Por su parte, la persona que era protagonista del vídeo decidió puntualizar o matizar esas observaciones y el propio contenido del vídeo intentando darle un contexto. Creo que la cosa subió de tono porque una de las partes no cedía en sus pronunciamientos aunque, en mi opinión, estaba bastante fuera de lugar lo que comentaba. Y no paraba de intentar, aprovechando la ocasión, hacer publicidad de un libro que había publicado mientras, sin argumentos, buscaba refutar los esgrimidos por el protagonista del vídeo. Aquello era más bien ridículo, tal vez algo penoso, pero en fin, así fueron las cosas. Pasadas unas horas, apenas un par, el protagonista del vídeo subió uno nuevo. Esta vez fue una grabación directa, en primera persona, donde por espacio de 40 minutos intentó comentar su forma de ver el trabajo con armas blancas. Este formador es israelí y tiene una reputación: su nombre y su trabajo suenan cada vez con más fuerza y realiza seminarios por todo el mundo. Su speach de 40 minutos buscaba darle contexto al vídeo de la discordia. Algo innecesario bajo mi punto de vista porque este formador tiene un montón de vídeos publicados y se puede apreciar su ética laboral o profesional si se molesta uno en visionarlos. Una alumna mía se tomó la molestia de tomar notas al visionar el vídeo y en base a algunas de esas notas quisiera también yo aportar mi propio punto de vista. El inglés de este formador es rudimentario así que me he tomado la licencia de darle un formato literario adecuado a sus declaraciones sin con ello variar lo más mínimo las mismas, su mensaje o esencia.

Quiero hablar de lucha con cuchillo, desde mi perspectiva, desde mi experiencia como luchador y como integrante de una de las unidades más respetadas del ejército israelí. ¿Qué es el cuchillo? Es una herramienta que tenemos y que portamos con nosotros. A veces uso el cuchillo para cortar cordones, abrir latas… Pero esta herramienta es esencialmente para sobrevivir, no para hacer demostraciones de habilidad. ¿Un soldado o un terrorista usarán el cuchillo así (ejecuta ante la cámara piruetas con el cuchillo)? Seamos lógicos. El 99,9% no. Los que harán técnicas habilidosas tipo exhibición con el cuchillo serán el 0,00000001%.

Mira, he estado en la guerra, he estado en combate, y nunca me he visto en situaciones donde alguien maneje el cuchillo así. A fin de cuentas, si puedes esconderte detrás de alguien y no usar el cuchillo, lo harás. Todo esto de la exhibición de habilidad con el cuchillo no se hace. Si un enemigo está atacándote, con el casco, el uniforme, ¿cómo voy a hacer acrobacias? Si alguien te dice que las demostraciones de habilidad sirven para sobrevivir, es una mentira. No digo que no las entrenes para la coordinación, pero pongamos las cosas en perspectiva. He ido a Filipinas y a Brasil. Allí hay mafias, alto índice de delincuencia… Hay gente que usa machetes, camisetas para envolverse los brazos y se apuñalan con un mismo movimiento de arriba a abajo. No ves a los delincuentes haciendo drills y cortando de mil maneras desde muchos ángulos porque todo ello no existe en la realidad. Así que cuando ves a la gente que usa diariamente los cuchillos, los delincuentes, te das cuenta de que son ellos los que nos pueden enseñar cómo se usa el cuchillo letalmente en la vida real.

Es cierto, hay gente obsesionada con la destreza y habilidad con las armas blancas, pero siempre he dicho lo mismo desde hace cerca de 40 años: en una situación real bajo estrés de combate, sufriendo un shock físico y/o emocional, la capacidad de hacer maniobras complejas es casi inexistente. Si logramos una transición de agarre con la punta hacia el frente (honte) a un agarre con la punta hacia abajo (gyakute) ya será todo un logro; mucho mayor será el logro si realizamos una transición no de forma de empuñar el arma sino para cambiarla de mano. Cada maniobra que hacemos es un momento de debilidad donde podemos perder el arma y, con ello, una ventaja o, al menos, una herramienta vital para nuestra supervivencia. Cada metodología trabaja sobre un número mayor o menor de ángulos de corte y puñalada. Siempre he defendido que según a qué tipo de persona esté formando selecciono un número concreto de ángulos de trabajo para facilitar el correcto aprendizaje y que el estudiante o alumno realmente pueda aprender y dominar dichos ángulos. No es cuestión de cantidad sino de calidad: es algo que siempre he tenido claro.

Esta arma es muy peligrosa. Y la oportunidad de salir vivo de una pelea con cuchillo es muy pequeña. Veo a la gente enseñar drills vestidos con ropa que les protege. ¿Por qué? Porque queda guay. Pero en la vida real no se usa. Pregunta a los SEALS, a las fuerzas especiales. No se usa. Los drills sirven para aprender movimientos, coordinación. Pero en la vida real no se usan, en un combate real no se usan. Esos drills son bonitos, fascinantes, pero al final no le deseo a nadie que se tope con una situaciónasí en la vida real. Tengo la marca en el brazo de un corte fruto de la cruda realidad. Toda esa destreza con el cuchillo es muy bonita pero no es útil para el combate. Si la aprendes y la quieres usar en un combate real, estás equivocado. Es útil para ti, no para el combate. Si tengo el cuchillo, lo aferraré lo más firmemente posible para evitar que se me caiga en mitad del combate. Y rezaré a Dios y espero que me escuche. Pero no voy a hacer transiciones acrobáticas con el cuchillo. Si algún instructor de fuerzas especiales o comando te dice que lo hagas, dile que eso no funciona así. Si alguien te ataca literalmente como un tren sostendrás el cuchillo con fuerza y todas las técnicas estéticas quedan al margen, por completo. Así que si te gusta, entrénalo, excelente. En la realidad, si terminas frente a alguien con un cuchillo, si alguien tiene un cuchillo y tú pretendes sacar el tuyo para pelear, lo tengas donde lo tengas, has cometido un error, llevas las de perder. Cuando crees que los comandos luchan con técnicas muy bonitas y habilidosas en el búnker, es mentira. Ningún comando lucha así. Es como el arma de fuego: cuando se cree que se hacen alardes de habilidad con ella en combate. En la realidad, eso no existe. Es la verdad.

Sin duda las armas blancas no son un juego, no son un deporte, son algo que deberías desear no tener que aprender pero, lamentablemente, debemos formarnos en su uso para poder sobrevivir a las mismas en un escenario de agresión ilegítima donde entren en juego. Es bueno distinguir las habilidades y destrezas que nos ayudan a potenciar los atributos y recursos necesarios para la supervivencia, de lo que realmente es un trabajo de combate para sobrevivir a una agresión con arma blanca. Es muy posible que los militares que han tenido experiencia en combate real sean de las personas que mejor pueden ilustrarnos sobre lo difícil que es sobrevivir a un arma blanca aun portando un arma blanca o de fuego. Debemos tener claro que el trabajo que realizamos debe ser orientado a sobrevivir, no a ganar: las peleas nadie las gana, menos una donde hay armas blancas de por medio, en esos casos todos salen, como mínimo, heridos.

En mi opinión, estos estilos de lucha real existen. Es muy problemático en Filipinas, en Sudamérica, en Sudáfrica… Podemos enseñar estilos de lucha vistosa con transiciones a los civiles. Sí. Vale. ¿Pero dónde? Para dar lo mejor de ti en Gaza, en Afganistán, en África… No sirve. ¿Dónde lo podemos aplicar? No funciona así la realidad. El cuchillo es una herramienta de supervivencia básica: para construir un refugio, para cortar cuerdas, o incluso como arma. Puedes ver a unidades especiales, sobre todo de Asia, China, haciendo lucha con movimientos habilidosos y muchas transiciones. La gente lo usa para que tengan más coordinación, para que entrenen la disciplina los soldados. Es una demostración de eso. Está chulo, pero no sirve para el combate.

Es bueno insistir en que todo es útil para la formación, pero no todo es útil realmente en la calle. Tenemos que entender el contexto en que las cosas se emplean, muestran o practican. Podemos trabajar transiciones de mano y transiciones de agarre, pero debemos entender que en la lucha real el elemento físico se supedita al elemento mental o emocional, al elemento psicológico. Por ello, podemos mostrar una enorme destreza con un arma pero esa destreza desaparecerá en el momento de vernos ante una acción violenta con auténtico potencial lesivo o letal. Si focalizamos la formación en el arma y su manejo únicamente, las cosas se pondrán feas rápidamente.

Si quieres entrenar para sobrevivir a un combate con cuchillo, Dios no quiera que estés nunca en esa situación, amén, necesitas entrenar tu mente para sobrevivir al shock que vas a sufrir si se da esa situación, para salir del shock lo más rápido posible. Resulta muy impactante. Es muy importante, aunque usemos cuchillos de plástico, respetar la realidad todo lo posible.

Como he dicho anteriormente el cuchillo no mata, lo que mata es la incapacidad para reaccionar o para actuar: La impotencia funcional para realizar las acciones que sean necesarias para preservar nuestra integridad, nuestra vida. El shock nos priva de las habilidades motoras finas y gruesas, nos volvemos torpes. El shock nos limita visual y auditivamente, bloquea gran parte de nuestra capacidad para pensar o razonar, para gestionar la información y tomar decisiones acertadas. Entonces, necesitamos formarnos en un trabajo que nos permita salir del estado de shock de una forma rápida y eficiente, que nos libere lo máximo posible de los efectos del mismo, permitiéndonos tener opciones de sobrevivir al escenario de violencia en que nos hemos visto envueltos sin desearlo. Como he dicho durante décadas: el factor psicológico predomina o se debe priorizar para lograr una formación realmente útil para sobrevivir.

¿Cuál es la distancia mínima para combatir con un arma de fuego ante un ataque con cuchillo? Es la pregunta del millón. Para empezar, es una buena pregunta. En el momento en que alguien tiene un cuchillo en la mano y su intención es matarme, puedo deciros que, si sacas la pistola en una distancia cerrada (corta o muy corta), estás muerto. Si me preguntas cuál es la distancia mínima para usar el arma, diría que 12 metros. Debo tener en cuenta el entorno también. Porque si retrocedo y tengo una pared detrás o estoy rodeado de gente… Son cosas que considerar. Ese es otro punto. Definitivamente, un hombre con un cuchillo puede cerrar la distancia muy rápidamente. En el momento en que tu cerebro distingue el entrenamiento para tu formación de lo que es la vida real, cuando uno se siente en peligro real, surge el instinto de supervivencia y cada músculo, cada neurona del sistema nervioso se vuelve más lenta, el cuerpo está más pesado, torpe. De repente, cuando uno dispara, baja la cabeza porque quiere asegurarse de que acierta con el disparo. Todo esto de mantener la mirada en el atacante, está muy bien en el papel, pero en la realidad mantienen la vista en el arma. Como cuando alguien les empuja, la mayoría se caen de espaldas al suelo. Ojalá tuviera una respuesta mejor. En mi opinión, la distancia mínima sería 12 metros. Si estás a 5 metros, 7 metros, no sacaría el arma. Rezaría a Dios y haría una acción defensiva/ ofensiva para quedar a una distancia segura en la que pudiera sacar mi arma de fuego. Esa es mi humilde opinión.

Este es un tema donde por su experiencia militar habla del uso de las armas de fuego, cortas, para repeler una agresión con arma blanca. Habla desde la experiencia de su trabajo militar y como profesional de la protección ejecutiva en un territorio que podríamos considerar permanentemente hostil. Aquí soy siempre alumno aplicado que escucha, medita, indaga, entrena y, si le es posible, pregunta a aquellos que tienen esa experiencia con las armas de fuego para mejorar mi propia formación.

El equipamiento de protección, (chalecos, etc.) es buena para ti, siempre te dará más oportunidades de sobrevivir. Ahora los soldados tienen protección para el cuello en el uniforme. En mi época, en 1994, no teníamos ese privilegio, ahora que me acuerdo (se ríe). También demasiada protección puede jugar en tu contra. A veces la gente se pone demasiada protección y te preguntas, ¿por qué? Porque no tienen libertad de movimiento, porque necesitan 20 segundos para cambiar de postura. Pero si hablamos de protección contra un arma blanca, por supuesto, es recomendable usar protección.

Tema igualmente interesante. Hoy día hay todo tipo de prendas que nos protegen de cortes y puñaladas, dichas prendas son muy útiles, pero debemos tener en cuenta que es un apoyo y no un escudo realmente. Si nos fiamos de esas prendas, de que nos van a salvar, muy probablemente terminaremos mal. Esas prendas están ahí por si algo falla, por si acaso…Son un elemento más en nuestra protección, no son la base de nuestra supervivencia, pero nunca vienen mal.

Hablando del entorno, ¿cómo usarlo a tu favor en un ataque de cuchillo? Sillas, cualquier cosa que esté cerca de ti puede ser de ayuda o entorpecerte. Me gusta mucho analizar cómo usa la gente las sillas y los muebles, a veces con acierto y otras veces fallan. Voy a explicar por qué. Cuando alguien usa un cuchillo está centrado en arrebatarte la vida. No importa cómo. La mayoría de la gente usa sillas o escobas. Haz como yo, por favor, busca en Google gente defendiéndose contra un cuchillo con objetos de su entorno. Y la mayoría fallan. ¿Por qué? Porque asumen que al golpear una vez con la silla o con la escoba el tipo va a rendirse fácilmente en su ataque con el cuchillo. La mayoría de la gente golpea una vez con la silla, luego otra y como ve que no da resultado, arroja la silla a un lado, huye a la carrera, entonces pierde el equilibrio y todo termina en el suelo. Otras veces el atacante coge la silla cuando se le intenta golpear con ella, trepa por encima de ella y empieza a apuñalar. Compruébalo por ti mismo en vídeos. Usa las herramientas o armas de oportunidad, pero no confíes en que ese objeto va a detener la pelea o el ataque, por favor. Esto es muy importante.

Otro mito que hay que entender en su justa medida. Si no entendemos que el compromiso y determinación de quien nos quiere matar es muy fuerte, firme y decidido, no podremos aceptar un hecho irrefutable: a ese tipo no lo paras salvo que lo incapacites para moverse o emplear sus brazos, lo reduzcas de una forma brutalmente drástica o simplemente lo neutralices o eliminas, así de claro. Tu compromiso y determinación debe ser siempre mayor que el esgrimido por el agresor, de lo contrario la cosa acabará muy mal para nosotros. Un bastón extensible puede ser un buen recurso de lucha, por ejemplo, pero no crea nadie que un agresor va a detenerse por un golpe con él, sobre todo si no fue realizado con la determinación, conocimiento y precisión necesarios. Este es otro mito que debemos refutar: incluso con un cuchillo en nuestras manos no siempre se podrá detener al agresor homicida, ya que necesitaremos la fuerza física pero ante todo mental así como el compromiso y determinación psicológicas adecuadas para causar un daño igual o mayor que aquel que pretenden infligirnos.

Si alguien te ataca a distancias cortas, como 5 metros, y empiezas a correr (la gente, ya sabes, piensa que la “mejor defensa” es correr) la mayoría de las veces, cuando uno corre huyendo de un cuchillo, la pelea termina mal. Es muy cierto, desafortunadamente.

Realmente esto ya lo he repetido muchas veces, si puedes huir, huye como alma que persigue el diablo. Pero muchas veces no sabemos correr adecuadamente para evitar que el depredador nos de caza finalmente. En otros casos la edad, herida, lesión, enfermedad, etc., nos impedirá huir, quedando solo la opción de luchar y eliminar la amenaza para así sobrevivir. Las armas blancas son meras herramientas, en nuestras manos cualquier objeto es un arma porque nosotros somos a fin de cuentas el auténtico arma. Nuestros brazos son las armas y el cuchillo es la herramienta que, como prolongación o multiplicador de nuestra eficiencia en combate nos ayuda, pero no podemos olvidar que el auténtico arma somos nosotros. Sobrevivir empieza en el área psicológica de la formación y después fluimos al área física de esa formación, no entiendan las prioridades y tal vez, Dios no lo quiera, sentirán las consecuencias de ese error.

Quisiera concluir con una reflexión: tal vez no quieras emplear un arma blanca para sobrevivir, tal vez no quieras prepararte psicológicamente para tener que usarla o formarte físicamente para poder emplearla: todo ello es muy respetable. Pero la única forma de sobrevivir a un arma blanca es conocerla previamente a fondo, pues no podemos sobrevivir a lo que desconocemos. Y el único camino para ello es aprender a emplearla eficientemente, así como lograr un estado psicológico que te permita emplear dicha herramienta para sobrevivir.