Esta es una pregunta que se plantea mucha gente tanto en el ámbito del entrenamiento como a la hora de la auto defensa en la calle. Vamos primeramente a ver, según mi propia metodología, los distintos tipos y usos de cuchillos en el entrenamiento. Antes de nada y para evitar accidentes una correcta protección ocular mediante unas simples gafas de tiro deportivo serían muy aconsejables, son baratas y fáciles de adquirir aunque cualquier producto para la protección ocular en el ámbito laboral servirá. También son aconsejables protecciones en los antebrazos por ser el lugar donde vamos a incidir con mayor frecuencia con nuestros golpes o acciones con el cuchillo. Hoy día hay protecciones muy buenas de madera de ratán revestida de lona y con unas fijaciones ajustable.
Los cuchillos de goma o flexibles son los más indicados para los principiantes así como para entrenar en primera instancia ataques basados en estocadas pues al deformarse al impactar en el cuerpo la posibilidad de lesión es nula. Existen modelos con la hoja de goma espuma muy fácilmente deformables y que evitaran daños innecesarios.
Los cuchillos de plástico, resina o de polímero compuesto como policarbonato o polipropileno (como los que la marca Cold Steel comercializa) son ideales para ir afianzando el trabajo de base, pues sus formas reproducen fielmente modelos existentes en el mercado. Son más duros que los cuchillos de goma por lo que pueden causar daño en técnicas de estocada aunque de nivel muy moderado. También esa mayor rigidez permite un abanico de técnicas y tácticas mayor.
Los cuchillos de madera tipo Tanto japonés son otra alternativa al cuchillo de resina, no es tan realista pero si algo mas pesado y permite el mismo tipo de entrenamiento. Aquí y debido al material y peso pueden aparecer pequeñas contusiones al ejecutarse estocadas con él e incluso podría en casos extremos y ayudado por la inercia del cuerpo del compañero de entrenamiento llegar a clavarse. Son los cuchillos usados comúnmente en los entrenamientos de artes marciales tradicionales. Hay versiones muy fidedignas del Tantô japonés realizadas en polímeros compuestos que pueden ser una más realista alternativa a estos ya algo manidos diseños en madera.
Los cuchillos de aluminio ya sean simples hojas con una empuñadura (fabricación meramente casera) o replicas de algún modelo, son más realistas a nivel visual (brillo, textura y peso) que todos los anteriores y son ideales para personas con un nivel medio de conocimientos. Con ellos es evidente que aumenta el riesgo de lesiones traumáticas y excepcionalmente algún corte por excesiva presión de la hoja de aluminio sobre zonas sensibles o débiles de la piel (en los modelos de resina, goma, o madera barnizada puede aparecer el riesgo de quemaduras por fricción). Hay modelos que disponen ya de funda similar a la usada por el cuchillo real. Están muy de moda las versiones de modelos de Extrema Ratio con sus hojas de color azul (indicativo de que la hoja es de entrenamiento).
Los cuchillos reales con filo y punta “matados” o rebajados nos permiten usar modelos 100% reales en nuestro entrenamiento (incluidas las fundas de los mismos). Las posibilidades de lesión son más grandes a nivel traumático y aunque no tengan oficialmente filo, la posibilidad de corte del cuchillo existe. Por todo ello son ideales para personas con un nivel avanzado de experiencia pero tomando ciertas precauciones.
Por último los cuchillos reales. Sólo deberían ser usados en principio para trabajos de test de corte, para evaluar la técnica de corte o estocada del practicante sobre distintos blancos y materiales. En practicantes de mucha experiencia se puede usar el cuchillo real con ciertas medidas de protección y contención. El combate o practica libre o pactada (ejercicio) con cuchillos reales entraña un riesgo real e inminente de lesión grave o irreversible por lo que los desaconsejo salvo a profesionales que por la naturaleza de su trabajo deban usar un cuchillo en situaciones de riesgo limite (policías, militares o escoltas) y siempre tomando las máximas medidas de seguridad que sean posibles. En mi opinión, valoro y admiro a aquellos instructores que usan cuchillos reales en sus demostraciones y entrenamientos, cuando lo hacen a nivel personal, pero cuando trasladan esa costumbre a sus entrenamientos con sus alumnos o estudiantes personalmente considero que son unos imprudentes de categoría superior que rozan el delito por imprudencia temeraria. La eficacia no la da el uso de un cuchillo real en un entrenamiento, sino los conocimientos y diligencia a la hora de aplicarlos (entrenamiento). En la calle será una botella o vaso roto mi improvisado cuchillo y no el bonito cuchillo cold steel o la navaja spyderco comprada en una armería, que por otra parte en la mayoría de los casos sería totalmente ilegal portarlas por la calle en España.
Para aumentar las sensaciones del combate real y tener una imagen más nítida del mismo hay múltiples artilugios que pueden ayudarnos. El más conocido hoy día es el “shock knife”, un cuchillo que sustituye el filo clásico por un hilo conductor a través del cual se hace pasar un alto voltaje (no amperaje) que al contacto con el cuerpo simula las respuestas del mismo ante un corte o estocada. Es actualmente muy caro (más de 450€) pero sin duda es el “caramelo” ideal para aquellos que buscan “realidad” cuando se apuntan a cursos o clases sobre cuchillo. No encuentro demasiada similitud entre un corte con el filo de un cuchillo y una descarga eléctrica (he sufrido ambas y las respuestas fisiológicas y el lenguaje corporal no es ni tan siquiera similar, tal vez, si me apuran, vagamente parecido). Sin embargo hay métodos tan baratos y eficaces que hacen de este cuchillo de voltaje un gasto a mi entender excesivo en muchos casos. Un método barato de testar nuestras habilidades con el cuchillo es usar pinta labios aplicado al contorno de un cuchillo romo (existen dos modelos patentados de cuchillo que tienen en su filo una zona de gamuza que puede impregnarse de pinta labios, tiza u otra sustancia que pueda manchar, se denominan “No Lie Blade”, la hoja que no miente. Actualmente otras marcas como Sharkee también han sacado modelos con “marcador”). Las marcas dejadas sobre el cuerpo y ropa indicaran de forma muy clara los huecos en nuestra defensa o los fallos de nuestros contra ataques. Otro método puede ser usar cinta de velcro adhesiva. Usaremos la parte plástica del mismo aplicada al filo de un cuchillo de entrenamiento. Cuando el velcro roce la piel en algún sitio (cuello, muñecas, etc.) notaremos la fricción y podremos observar nuestras reacciones ante el “corte” recibido. Otro método para trabajar la “sensibilidad” con el cuchillo son varillas de incienso encendidas (varias juntas a la vez). Sus ascuas son lo suficientemente dolorosas sobre la piel como para hacernos reaccionar de una forma realista ante trabajo sobre todo de estocadas o puñaladas.
Estos ejemplos nos enseñan a no confundir la espectacularidad con la eficacia, valorando de igual modo costes / eficacia de los recursos utilizados. En una palabra gastarse un dinero en un cuchillo o navaja real es una inversión a largo plazo y muy necesaria, pero en otro tipo de artilugios no es prioritario.
También quisiera hacer mención de las navajas de entrenamiento. Estas por lo general responden a modelos y diseños existentes en el mercado y cuyas hojas suelen realizarse en aluminio o acero. Estas hojas no tienen filo ni punta y además suelen estar perforadas de tal forma de que no pueda existir duda a cierta distancia de que tratamos con una navaja de entrenamiento. También suelen usar colores llamativos en sus empuñaduras. Las más conocidas actualmente son los modelos de Boker basada en la navaja de Jim Wagner y varios modelos de la marca Spyderco. También la marca Ronin Gear ha puesto a la venta varios modelos incluida una versión de la “navaja mariposa” o BaliSong, todas ellas a precios muy reducidos.
Por último y aunque ya lo he comentado con anterioridad en este texto, no soy partidario de quienes usan cuchillos reales para dar clases. Una cosa es su entrenamiento personal, ahí cada uno puede hacer lo que considere más oportuno y otra cosa es la formación de los estudiantes. Yo después de 30 años he pasado por un tiempo en que usaba cuchillos reales en mis clases y no fui consciente del error que estaba cometiendo hasta que “casi” pasó una desgracia y te das cuenta de la enorme estupidez que estaba haciendo. Esa actitud mía fue algo que se me inculcó por quien era mi instructor en ese momento concreto. Por ello y aprendiendo de mis errores y de los errores de mis instructores es por lo que insisto una y otra vez con este tipo de textos. Realismo y seguridad no son conceptos que estén reñidos sino que pueden y deben ir de la mano en nuestro entrenamiento.
Bujinkan Asturias 