TANTŌ

Erróneamente se traduce Tantō como cuchillo, cuando no es así. El término Tantō para el japonés de a pie no tiene sentido o relación con el concepto de cuchillo tal y como pensamos nosotros en occidente. El naifu (forma japonesa de pronunciar Knife o cuchillo en inglés) es el típico cuchillo para labores cotidianas, en la cocina principalmente. Existen variados diseños como el Santoku. Santoku significa tres virtudes. Se usa para cortar carne, Pescado y Verduras. En otras palabras, puede decirse que es un cuchillo multi-uso dentro de la cocina. Durante el período Edo (1603 – 1868), en Japón se usaban los cuchillos Nakiri. Pero en los tiempos modernos se comenzó a importar alimentos del exterior y al mismo tiempo llegaron diseños de cuchillería occidental. Santoku nació como una mezcla de cuchillos tradicionales Nakiri y cuchillos occidentales. Ahora Santoku es el cuchillo más popular en Japón y es exportado a todo el mundo. Tiene una longitud promedio de 17 a 18 cm, y hay variedad de modelos respecto al peso, desde ligeros hasta pesados. El Gyuto es la versión japonesa del cuchillo occidental para chef. Gyuto significa que es un cuchillo para cortar carne. Sin embargo, también se puede usar para pescado y verduras, al igual que el Santoku. Es un cuchillo multi-usos. También es conocido como un cuchillo para chef. Hay cuchillos Gyuto parecidos a los  cuchillos occidentales, también hay Gyuto parecidos a cuchillos Santoku. El peso también varía según el modelo. El Nakiri es el cuchillo de cocina japonés 100% tradicional. Ahora se utiliza principalmente para cortar verduras, la longitud de la hoja es generalmente de entre 16 – 17cm, que es una longitud suficiente para la mayoría de las verduras. Su punta cuadrada lo hace más seguro para usar en la cocina. No voy a citar, no tiene mayor importancia, todos los diseños o estilos de cuchillo, baste citar estos tres para entender que el naifu era una herramienta de cocina y en labores similares.

El Tantō sin embargo no es un cuchillo al uso. Por su aspecto se notaba inmediatamente que no había sido concebido para cortar pescado. Este cuchillo o daga era de uso exclusivo de los guerreros Bushi y/o Samurai. Por ello a la hoja, forjada con el mismo rigor y calidad con que se forjaban los sables largos de los guerreros, era igualmente provista del koshirae, los accesorios o equipamiento que revestía la hoja permitiéndola ser plenamente funcional (saya, tsuka, tsuba, etc.…). Podemos observar como los Tantō mas clásicos son como Katana en miniatura. Cuando se leen los kanji de Tantō 短刀, generalmente se traducen como “espada corta” (短 = Tan = corto y 刀 = Tō = sable/espada). Sin embargo hay quien traduce el primer kanji como ¼ o la cuarta parte de…., de hecho es el mismo kanji usado para el Tanbō o “bastón corto” que otros lo traducen como la cuarta parte de un Bō (el Rokushaku Bō mide 182cm, su cuarta parte serían unos 45,5cm y según las fuentes consultadas aunque el tamaño del Tanbō estaba en función de las características propias de la escuela donde se practicase, lo cierto es que todos los autores citan que sería de una longitud de entre 30 a 45cm). La hoja del Tantō tenía una longitud variable que oscilaba entre los 16 o 18cm hasta los 30cm, teniendo en cuenta que a esto se le debería añadir la longitud de la tsuka, la longitud final del Tantō oscilaba en torno a los 45cm como máximo. Si observamos las medidas del Tanbō y del Tantō es comprensible que algunos autores crean que el Tanbō era en un principio una versión de entrenamiento del Tantō. Que nadie se escandalice que los datos empíricos así lo sugieren aunque hay pocos documentos sobre el trabajo formativo o el entrenamiento con Tantō, no sería ilógico que así pudiera ser….. en un primer momento. Lo cierto es que la longitud de la hoja del Tantō también estaba en función de la escuela que lo enseñase y de las necesidades específicas para las que la hoja fuera pensada o requerida. Las hojas del Tantō se solían forjar en el estilo hira-zukuri, esto quiere decir que sus dos caras o lados son prácticamente planos, sin mesa, sino con un amolado único y plano desde el lomo o Mune, a diferencia del estilo shinogi-zukuri de una katana. Si nos mantenemos fieles a la historia el Tantō fue emparejado con el Tachi, la katana sin embargo lo fue con el Wakizashi o Shotō, también conocido por Kodachi. Este cambio de arma se cree que vino dado por el mejor desenvolvimiento en combate en interiores del Wakizashi ya que el Tantō obligaba a cerrar en exceso la distancia.

El Tantō ve la luz a mitad del periodo Heian, siendo con el inicio del periodo Kamakura cuando aparecen los dos primeros tipos claros diferenciados de Tantō: el hira y el uchi-sori Tantō (hoja recta y hoja curva respectivamente). Este arma sufrió distintas modificaciones en cada periodo histórico, se estrechó, ensanchó, alargó o acortó según pasaban los siglos. Llegado el periodo Muromachi la necesidad de mas hojas bajó notablemente la calidad de las mismas salvo las solicitadas expresamente al forjador. Después de la unificación de Japón (periodo Edo) la necesidad de estas hojas disminuyó notablemente y las que se realizaban eran copias inspiradas en las realizadas en periodos precedentes, no existió realmente evolución del diseño.

El Tantō tiene tres diseños claramente diferenciados y considerados básicos en función principalmente del empleo o uso que se pretendiese de él y del koshirae. El propio Tantō que como ya dije era como un sable largo pero de reducidas dimensiones, es por decirlo así el diseño más tardío, entendámonos, más reciente en la línea temporal. Por ello voy a centrarme primero en otro diseño y sus variantes anteriores y que estuvo vigente en un espacio de tiempo mayor en la historia bélica japonesa, el Hamidachi.

El Hamidachi es una versión anterior al Tantō, muy probablemente usado con frecuencia entre el periodo Heian y el periodo Sengoku (estilo hira generalmente, como ya se citó con anterioridad). Es un diseño con una tsuba de menor diámetro, como lo eran las tsuba de las Tachi de esas épocas concretas de la historia de Japón. La hoja era larga y algo más estilizada (el llamado ancho de pala era menor, recordemos que las hojas japonesas no son regulares, es decir, su ancho y espesor fluctúan según la zona de la hoja donde nos centremos por razones principalmente de orden práctico, para una mayor eficiencia del arma y una mayor resistencia y durabilidad) recordando igualmente al estilo más estilizado de las hojas del Tachi. En esas épocas el uso del Yoroi era permanente y el Hamidachi se relaciona con ese periodo lo mismo que un diseño muy concreto conocido por Yoroi Dōshi.

Yoroi Dōshi (literalmente “perforador de Yoroi”) se usaba para rematar en el suelo al guerrero o en lucha a corta distancia, donde el Tachi no era eficaz o poder igualmente seguir luchando para eliminar al enemigo. El Yoroi Dōshi se lo relaciona con el periodo Sengoku (final del periodo Muromachi), el periodo más violento dentro de la historia japonesa. Con una longitud de hoja de entre 20 a 22cm, aunque se vieron diseños de hoja de hasta 15cm. La forma  no habitual y su geometría estaban pensadas para un propósito muy concreto: acabar con quien estuviera dentro del Yoroi. Una característica de este diseño es que se portaba en el costado derecho, siendo por lo tanto usado generalmente por la mano izquierda.

Lo curioso viene ahora. Las armas resultaban no sólo eficientes para los guerreros sino que también lo eran para personas de otras clases sociales que por uno u otro motivo necesitaban portar algún tipo de arma para su protección personal. En un principio se ocultaba la hoja en otro elemento de uso cotidiano como un abanico o una pipa con el fin de que fuera su porte lo más discreto posible. Sin embargo por diversos motivos, como el efecto intimidatorio o que se volviera su porte un símbolo de mayor estatus social o económico, las hojas empezaron a portarse, pero se hacía de forma discreta y cómoda. Ahí nació el Aikuchi.

El Aikuchi es una hoja sin ningún tipo de tsuba o guarda, en la que la tsuka y la saya se unen en un punto que procura ser lo menos visible posible. En principio se trataba simplemente de la estructura que generalmente se usa para guardar y trasportar la hoja del Tantō, todos saben que lo que hoy día se comercializa como Shirasaya no es más que esa estructura, ya que en un  sable o espada japonesa todo lo que no sea la hoja es accesorio y se denomina koshirae, podríamos decir que es “la ropa” que “viste” la hoja. Luego esa estructura mejoró notablemente en calidad y materiales, refinándose mucho. Esto llegó a gustar tanto a los guerreros que portaban un Aikuchi en ceremonias con y sin Yoroi en vez del Tantō por su discreción, estética y elegancia. Llegó un momento en que el Aikuchi comenzó a tener medidas de hoja propias, ya que hasta entonces las hojas eran las que conformaban el Tantō. Esas medidas en general eran discretas. Un diseño en concreto con ese tipo de contención en las medidas fue el Kaiken.

El Kaiken era una daga o cuchillo corto que portaban las mujeres como elemento de protección y a su vez como herramienta para acometer el Jigai o la versión femenina del Seppuku. Este diseño solía estar más decorado de lo habitual ya que para ser portado por una mujer debía tener un mejor o más atractivo aspecto visualmente. Se solía llevar en las mangas del kimono que, como es bien conocido por todos, eran los bolsillos de una mujer en aquella época. Con esto finalizo el repaso general a los distintos diseños básicos de Tantō.

Ahora deberíamos comentar el hecho de que fueron bastantes escuelas las que incluyeron el uso de estas armas en su programa formativo. De no ser así ese tipo de diseño habría quedado en el olvido, en un segundo plano o desaparecido. Dicen que escuelas como Takenouchi lo trabajan, así como Yanagi Ryū o Nami Ryū, esta ultima de la mano de James Williams en EE.UU. alumno de Kuroda Tetsuzan Sensei. En Bujinkan se ha enseñado desde siempre pero no de una forma protocolaria, siendo muchos los receptores de esa formación en este área pero no todos ellos supieron ver lo que se les estaba enseñando, otros si lo vieron pero no lo han trasmitido fuera de sus grupos e incluso alguno llegó a renegar de esas enseñanzas por el enfoque brutal que se hacía del uso del arma, algo normal si pensamos en que épocas fue desarrollado como arma y método de lucha.

En la actualidad en mi propio Dōjō trabajo dos disciplinas distintas. Por un lado el Tantō Jutsu tradicional, para ello disponemos por suerte hoy día de réplicas casi exactas de polímeros compuestos que permiten una recreación de la tradición casi total. Por otro lado enseño lo que yo personalmente denomino Jissen no Tantō Jutsu. Esto no es sino la respuesta de mi Dōjō a las necesidades actuales de la calle en pleno siglo XXI. Por ello aquí usamos diseños actuales como cuchillos tácticos, karambit, navajas, etc.… Es importante entender que hay una gran diferencia entre la tradición y la calle hoy en día pero que nuestra respuesta en la calle se basa, tiene sus raíces o cimientos en la tradición previamente enseñada y que ha sobrevivido durante centenares, por no decir, miles de años. Nuestra capacidad para usar unos conocimientos para apoyar nuestra formación en otras áreas con nuevos diseños,  situaciones y escenarios distintos es vital, sino seremos simples monos con un cuchillo en la mano (pequeño guiño al relato de Allan Poe) imitando cualquier sistema de cualquier procedencia y pretendiendo fusionarlo con las enseñanzas que heredamos de Bujinkan. Analicen la formación que han recibido en Jūtte, Kunai, Tessen, etc.… en general en todas las armas cortas de filo o impacto del arsenal de Bujinkan y entiendan que en todas ellas radica parte de la esencia del Tantō. No se cierren en banda porque no vean la luz al final del túnel, la luz está ahí esperando a que con un esfuerzo y trabajos constantes aparezca y con ella la “iluminación” en este terreno a veces tan polémico del Tantō.

Quisiera aquí añadir una lista simplificada de los nombres de los estilos o tipos de Tantō, solamente por rematar con algunos datos extra el presente post.

Shinogi: Este es el tipo más común de geometría de hoja para las espadas largas, pero el Tantō realizado de esta forma es muy raro, generalmente se crea a partir de hojas cortadas cuando se ha roto una espada más larga. Shinogi es la arista central que corre a lo largo de la hoja entre los bordes biselados y el cuerpo de la hoja.

Hira: una forma Tantō muy común sin shinogi, los bordes biselados que van desde el borde (ha) hasta la parte posterior (mune) son planos separados entre sí, creando una sección transversal casi triangular (la parte posterior está acanalada, como en la mayoría de las otras formas de hojas, la sección transversal es en realidad una forma de diamante extremadamente asimétrica; en las hojas shinogi zukuri es hexagonal). Es extremadamente común debido a la simplicidad de su diseño.

Shobu: un tipo de hoja común que es muy similar al shinogi zukuri, excepto que carece de un yokote, el ángulo distintivo entre el borde de corte largo y la sección de la punta, y en cambio el borde se curva suavemente y no se interrumpe en la punta.

Kanmuri-otoshi: Estos Tantō tenían forma de estilo hira o shobu, pero desde aproximadamente la mitad hasta la punta, el borde posterior estaba afilado, aunque este segundo filo no era particularmente fuerte. Tenían un surco en la mitad de la hoja y eran similares al Tantō de estilo Unokubi.

Unokubi: Un estilo de Tantō poco común, similar al kanmuri-otoshi, con un dorso que se vuelve abruptamente más delgado alrededor de la mitad de la hoja, pero en el unokubi zukuri recupera su grosor justo antes de la punta. Normalmente hay un surco corto y ancho que se extiende hasta el punto medio de la hoja.

Kissaki-moroha: un tipo de hoja rara con un punto de doble filo. A diferencia del kanmuri-otoshi, posterior, la punta tenía una forma distinta a la de cualquier otro tanto: el borde posterior se curvaría ligeramente hacia abajo, de modo que la punta era más bajo que la parte posterior de la hoja, mientras que el otro Tantō tenía la punta alineado con la parte posterior de la hoja. A menudo tenían una ranura ancha en la mitad de la base. La hoja histórica más conocida de este tipo es el Tachi Kogarasu Maru, «Little Crow», uno de los Tesoros Nacionales de Japón.

Osoraku: Osoraku zukuri presenta una punta tipo O-kissaki extremadamente largo, más de la mitad de la longitud de la hoja.

Hochogata: una forma de Tantō que comúnmente se describe como un hira corto y ancho. El hochogata fue uno de los tipos de hoja que diseño y popularizó el legendario forjador de espadas Masamune.

Katakiriha: forma de Tantō asimétrica, afilada sólo en un lado para crear una sección transversal en forma de cincel.

Moroha: un tipo raro de Tantō de doble filo que tiene una sección transversal en forma de diamante. La hoja se reduce a una punta y contiene un shinogi que va a la punta.

Kubikiri: Un tipo muy raro; la hoja afilada está en la curva interior en lugar de la exterior. No tiene una punta afilada, lo que dificulta su uso en la batalla y envuelve el arma en el misterio. Kubikiri puede ser traducido aproximadamente a «cortador de cabezas». Según un mito, eran llevados por el asistente de Samurai para cortar las cabezas de los enemigos caídos. Existen otras especulaciones sobre los posibles usos del kubikiri. Tal vez fueron usados por médicos o llevados por funcionarios de alto rango y usados como un distintivo de estatus, como una insignia o galón se usan hoy en día. También podrían haber sido utilizados para cortar carbón o incienso, o como herramienta artística para podar árboles bonsai.

Nota: Hace un tiempo escribí un post sobre la llamada punta tipo Tantō (su versión moderna u occidentalizada). En dicho texto ya realice un repaso bastante completo a este arma (ampliamente ilustrado). El presente post viene a complementar a dicho texto y matizar temas en su día pasados un poco por alto. El presente post ha descrito y comentado las diversas interpretaciones o versiones del Tantō sin seguir un orden cronológico sino atendiendo a su evolución diseño a diseño. El Aikuchi vino primero, Hamidachi después para por fin llegar al Tantō, entre medias los distintos y específicos diseños vieron la luz. Este post no gira en torno a la línea temporal de la evolución del arma sino a las distintas interpretaciones y diseños de la misma.

PUNTA TIPO TANTÔ

BUJINKAN NO ES UN JUEGO

A riesgo de ser reiterativo en algunos puntos de este post por ya haber sido tratados con anterioridad de forma más o menos extensa, lo cierto es que no puedo por menos que volver a escribir a cerca de algunas reflexiones realizadas por formadores muy competentes a los que tengo por referentes personales actualmente. Siempre he tenido referentes entre los instructores de Bujinkan en activo, son por así decirlo una extensión más próxima de mi Sensei, personas con las que puedo entrenar con cierta regularidad o a las que poder seguir sus trabajos y reflexiones con mayor facilidad. Hace ya más de 15 años Sensei usó el término “Asobi” que en japonés se suele traducir por “Jugar” en sus entrenamientos en el Honbu. Era evidente que Sensei no pedía que jugásemos en el sentido literal de la palabra, más bien quería que trabajásemos de una forma libre, relajada pero intensa y amplia todo aquello que practicábamos, buscando todos los matices posibles a la formación que recibíamos y al entrenamiento que realizábamos. Aun así algunos no lo entendieron y aun no lo han entendido y siguen “jugando” con el Budō de Bujinkan.

Como dijo en su día mi amigo y compañero Sveneric, el tiempo de jugar ha finalizado. No se puede jugar con la vida y la muerte, no es saludable para nadie. Una de las cosas que con los años he aprendido es que a mayor experiencia y conocimiento, mayor “miedo” a entrar en confrontación. Cuando era un crio con apenas 16 años no veía el riesgo, el peligro por ningún lado, es algo casi diría que natural. La falta de madurez, de experiencia y de conocimiento hacen de uno alguien temerario. A medida que avanzaba en mi formación año tras año, experimentaba como mi consciencia situacional aumentaba y me volvía mas plenamente consciente de que en un enfrentamiento no hay seguridades, no hay garantías, sólo posibilidades y probabilidades. Por ello cuando eres plenamente consciente de que una agresión, pelea o situación de riesgo no es algo totalmente predecible, controlable o simplemente descubres que tengas el nivel técnico que tengas, tengas la habilidad o habilidades que tengas o tengas la experiencia que tengas, no hay certeza de éxito, tu visión de la violencia cambia.

Entiendo que quien por su profesión, militar o miembro de un cuerpo de seguridad privado o público, debe encarar la violencia, el conflicto, la pelea. No pueden rehuirla, han decidido aceptar un compromiso con la protección de su país, la estabilidad y seguridad de sus ciudadanos. Por ello enfocan su trabajo, entrenamiento y actitud ante esas situaciones de una forma muy concreta. Pero el grueso de la población es civil, es decir, no tiene ese compromiso adquirido, por tanto debe regirse por otro patrón de conducta y actuación. Aquí citaría aquello que últimamente repito mucho de que no creo en el concepto de “defensa personal” sino en el de supervivencia. Creo que ya lo hago con mucha frecuencia, quien no ha querido entender, en fin, allá él… Lo cierto es que cuando se trata de sobrevivir las cosas son muy distintas de lo que la mayoría imagina. Entiendo a quien practica deportes de contacto o artes marciales deportivas o incluso artes marciales clásicas o tradicionales. Están en su derecho de hacerlo pero no crean que todo eso les valdrá de algo por no decir de nada cuando de sobrevivir, de salvar su vida o la de alguien que les importe se trate, no. Para sobrevivir uno debe hacer lo necesario, lo que sea. Eso implica un compromiso y determinación totales, algo que algunos llaman actitud, aunque no me guste el término, puedo aceptarlo. En el mundo marcial deportivo o de contacto hay reglas pocas o muchas, pesos, rangos, etc.… pero en la vida real no hay nada de todo eso. Una mujer se las tendrá que ver con un tipo de 40 kg más que ella con una envergadura a lo alto o a lo ancho muy superior y sin embargo deberá huir o eliminar la potencial amenaza si quiere sobrevivir y para eso no hay normas ni reglas salvo una: vivo yo, muere él.

Todo esto ya lo he comentado en otros post, así que en esta ocasión tomo la inspirada anécdota que mi compañero y amigo Dean Rostohar comentaba recientemente. A veces vienen a retarnos algunas personas que tras observar nuestra práctica del día creen que pueden enfrentarse a nosotros y ganarnos. Evidentemente no hay concepto de “ganar o perder” sino de “vivir o morir” pero ellos no lo entienden. Dean comentaba como un tipo que hacia boxeo quiso retarlo, como lo manejó cual gato maneja o juega con un ovillo de lana. Cada acción de Dean era replicada por un quejumbroso retador diciendo “eso no está permitido”, “eso no está en las reglas”. La vida real no tiene reglas. Por eso y retomando las palabras del inicio de este post, cuanto más tiempo pasa menos quiero verme envuelto en una confrontación, porque no peleo limpio, porque no peleo en función de normas de ningún tipo ni de nadie, sólo tengo presente una sola premisa: sobrevivir. Decía recientemente Ernesto Pérez Vera que para pleitear ante un juez o un fiscal por una acción considerada violenta hay que primeramente estar vivo para ello, sino……

Creo que la gente sigue “jugando” a los ninjas, pero no se da cuenta que deberían tener cuidado, cuidado de no pisar la cola del tigre que duerme, porque si se despierta el zarpazo segará posiblemente sus vidas. No voy a pelear, salvo necesidad, porque no busco pelea, aunque algún anormal se empeñe en provocarme, en todo caso una noche tal vez, la luz de su portal no se encienda y sienta un agudo dolor en su espalda y poco mas…. Las peleas de “machos” las llamadas antiguamente justas o duelos son para aquellos románticos, amantes de la caballerosidad y las formas o los sedientos de testosterona y con algún oscuro complejo, lo cierto es que sobrevive el más apto no el más fuerte o el más violento, generalmente lo hace el más preparado para adoptar las medidas necesarias para sobrevivir, aunque las mismas nos puedan desagradar e ir incluso en contra de nuestra propia ética o moral.

Actualmente se da valor a la fuerza, agilidad, velocidad, potencia, resistencia, etc.… a los atributos físicos del individuo. Está bien, porqué no, sobre todo si eres joven y gozas de buena salud, es correcto darle cierto grado de prioridad a desarrollar esas cosas. Pero cuando la edad, la enfermedad, las lesiones, etc.…pasan factura, sólo queda el compromiso y determinación por sobrevivir y la experiencia y conocimientos que hayas podido adquirir con el tiempo. Hay un concepto, feedback o retroalimentación. Es algo importante mantener un permanente estado de feedback que nos proporcione experiencias, ya sean nuestras o de terceras personas que nos aporten “alimento” para nuestra mente y estímulo para nuestro entrenamiento, haciéndolo cada vez más eficiente, profesional y directo. El otro día una alumna veía un vídeo de Tom Kier, el responsable del grupo Sayoc. Este tipo es un enorme “oso” de posiblemente más de 180 kg y curiosamente no es muy alto y si muy ancho de tórax. Mi alumna dijo que sólo necesitaba caerte encima para acabar contigo. Es cierto, pero es necesario sobrevivir a alguien así y alguien así, limitado en algunos aspectos, necesita superar esos hándicap y ser también capaz de sobrevivir. De hecho viéndolo luchar observaba como sus armas estaban ubicadas de forma estratégica para su rápida y cómoda extracción en función de su oronda anatomía. A ese no le llaman “gordo” a la cara, no, no sólo por su aspecto fiero sino porque es alguien que ha aceptado la realidad y lucha por sobrevivir en esa realidad, sin fantasías, matar o que te maten, y vaya si mata el jodido. Pero seguro que mucho imbécil creerá que el hombre es un “blanco fácil” y lo cierto es que los blancos fáciles son los tontos que así piensan, pues pensar así es poner un pie en la tumba.

Voy a añadir una pequeña experiencia que ilustra cómo piensa la gente. Estamos en un Dōjō, en una clase, practicando un waza cualquiera de un kata cualquiera de una escuela cualquiera de Bujinkan. Sólo con ver como se ubica la gente en el tatami para entrenar dicho waza ya te ilustra quien tiene consciencia situacional y quien está ya muerto por imbécil. Si hay una sola entrada/salida del lugar nuestro aite/uke debería colocarse para practicar el waza obstruyendo nuestra posibilidad de salir limpiamente del lugar. De no hacerlo ¿porqué debería practicar o pelear con él, si tengo a mi espalda una cómoda salida o vía de huida que garantiza mi supervivencia sin riesgos….? Sólo lo hacemos porque no pensamos con la mentalidad adecuada, con la consciencia situacional activa ni con un total compromiso y determinación por sobrevivir, porque no sentimos esa necesidad en la seguridad del tatami. Si logramos que el estudiante la sienta, convirtiendo el tatami y por extensión el entrenamiento en una formación psicológicamente estresante comenzará a aplicar o activar esa puñetera consciencia situacional y con ella ese compromiso y determinación necesarios, vitales para sobrevivir. Empieza a entrenar las artes de Bujinkan de verdad, esto no es un juego y si crees que lo es…. Estás jodido.